La Victimología, ciencia que nos ayuda a comprender la vida.

La Victimología, ciencia que nos ayuda a comprender la vida.

Victimología, la ciencia que nos ayuda a comprender la vida.
Los precursores de la Victimología como ciencia en el siglo XX.

El pasado 28 de octubre de 2015, y tras su publicación en el l BOE hace 6 meses, entró en vigor la Ley 4/2015 de 27 de abril, del Estatuto de la víctima del delito. La finalidad de la mencionada Ley se podría resumir mencionando el comienzo del tercer punto de su preámbulo: “El presente Estatuto de la Víctima del Delito tiene la vocación de ser el catálogo general de los derechos, procesales y extraprocesales, de todas las víctimas de delitos…”
Evolución Histórica de la Victimología
En las sociedades primitivas, la víctima tuvo un papel muy importante en la respuesta penal al delito. La justicia era de carácter privado, y se hacía efectiva a través de la víctima, que se vengaba individualmente de su agresor, de esta forma se obtenía cierto protagonismo en la administración de la justicia penal.
En un deseo de superar las injusticias derivadas de la venganza privada, se crea en el siglo XVIII el “ius puniendi” que es el derecho o facultad del Estado para castigar a quien incumpla la Ley, con el objeto de mantener el orden, y a la vez, determinar con aquella etapa previa al derecho penal, que consideraba a la venganza como parte de la justicia impartida por las propias víctimas. Durante esta época, y debido a esta situación, el protagonismo de las víctimas irá desapareciendo poco a poco.
La preocupación por las víctimas ha sido siempre un tema muy presente en todas las civilizaciones; no obstante, su orientación científica no comenzará hasta después de la Segunda Guerra Mundial, es entonces cuando los estudios sobre la víctima del delito obtienen un interés especial, evolucionando históricamente en distintas etapas.
La historia de la Victimología, a lo largo de los siglos es tan intensa y apasionante que puede producir asombro a quien la conozca, ya que va unida a la propia evolución de la humanidad; en el año 1949 el psiquiatra y criminólogo Estadounidense Fredrick Whertham, en su obra “The show of violence” utilizó por primera vez el vocablo “victimología”, entendiendo como tal, la ciencia que estudiaba la sociología de la víctima.
La Victimología se definió en el I Simposio Internacional celebrado en Jerusalén (1973) como “El estudio científico de las víctimas”, y según diversos expertos como “La disciplina que tiene por objeto el estudio de la víctima de un delito”.
Los precursores de la victimología como ciencia en el siglo XX
Es importante destacar la labor realizada por Benjamin Mendelsohn, Criminólogo de origen rumano, nacionalizado israelí, que entendía que la Victimología era una ciencia paralela a la Criminología. Según Mendelsohn la Victimología era como el reverso, el negativo, de la Criminología porque esta se ocupa del delincuente y la primera de la víctima. Este autor dio un ámbito muy amplio a la Victimología llegando a distinguir una Victimología general y una Victimología penal, ocupándose solo esta última de las víctimas del delito.
Es necesario recordar también al Criminólogo alemán Hans Von Hentig, exiliado en EEUU en los años 30 del pasado siglo, considerado junto a Benjamin Mendelsohn como los precursores de la moderna Victimología; Hans Von Hentig, entre otras muchas cosas, decía que cada víctima tiene su autor, porque muchas veces aquella “fabrica a su propio victimario”. Por ejemplo, el inmigrante que se encuentra desprotegido en una sociedad extraña, esta inferioridad social aumenta la posibilidad de transformarse en víctimas ya que son más propensos.
La victima y el derecho Internacional.
En 1985 la Asamblea General de las Naciones Unidas, adoptó la declaración sobre los principios fundamentales de justicia para las víctimas de delitos y del abuso del poder, estableciendo los derechos de las víctimas en los procedimientos de justicia penal, incluidos el derecho al acceso a la justicia, el derecho a ser tratado co normas mínimas de respeto y dignidad, el derecho a la protección y la asistencia y el derecho a la reparación. Esta declaración ha servido como base para establecer los derechos jurídicos de las víctimas bajo el derecho internacional.
La reacción de la víctima ante un acto dramático.
Según los expertos, las reacciones pueden ser muy diversas y, obviamente, dependen de la gravedad de la situación. La reacción también puede depender de la cultura de la persona afectada. En algunas culturas se valora el ocultar las emociones, mientras que otras estimulan la expresión abierta de estas.
Además, hay factores que propician esta situación, es el caso de los rasgos de personalidad o un historial previo de trastorno mental, que pueden hacer que las reacciones sean más graves o intensificar su curso. En el caso de algunos afectados, estos pueden sufrir el denominado “Trastorno por estrés postraumático”, este se origina tras haber sufrido u observado un acontecimiento altamente traumático; las imágenes de la situación traumática vuelven a revivirse una y otra vez, en contra de la propia voluntad, y a pesar del paso del tiempo, esta situación va acompañada de intensas situaciones de ansiedad, que pueden pasar de la preocupación al miedo intenso. Esas sensaciones visuales, auditivas, de gran intensidad quedan profundamente grabadas en la memoria y poseen una alta relevancia entre cualquier otro recuerdo hasta el punto de volverse intrusivas, llegando a producir malestar entre quien las padece, incluso si se pretende evitarlas.
Las víctimas y la sociedad civil.
En España existen multitud de colectivos que agrupan a víctimas, con el objetivo de hacerse oír, y conseguir alcanzar objetivos, que entre otras cosas, consigan reponer su dignidad como personas. Podemos citar asociaciones de víctimas del terrorismo, de la denominada “violencia de género”, víctimas de maltrato infantil, de tráfico vial, de la talidomida, etc
En todos los colectivos de víctimas hay historias de personas asoladas por la desgracia, todos y cada uno de ellos tienen derecho a que se les escuche y a que se les ayude, todos estamos implicados en ayudar a la víctima, ya que todos somos víctimas en potencia, tal como expresaba el escritor y político británico del siglo XVIII, Edmund Burke, “Lo único que necesita el mal para triunfar es que los hombres buenos no hagan nada”.

2015/12/17 Fuente: A. Alocén – Campus CIIP
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